jueves, 7 de agosto de 2008

La adivinanza del vino tinto

Aquí va nuestro primer acertijo.
Una noche, sentados a la mesa, el abad urgió al hermano benjamín que propusiera la adivinanza que de el se esperaba ese día.
“Por cierto”, dijo, “que no soy bueno para inventar adivinanzas, como vosotros bien sabéis, mas he estado atormentando a mi pobre cerebro con una cuestión que confió alguno de vosotros podrá explicarme, ya que yo no lo he logrado. Es esta. Observad que sirvo un vaso del buen tinto de esta botella, que contiene una pinta de vino, y lo vuelco en esta jarra, que contiene una pinta de agua, y ahora lleno el vaso con la mezcla de la jarra y lo vuelvo a verter en la botella que contiene el vino. Os ruego me digáis, ¿ha quedado mas agua en la botella que vino en la jarra?”.
Sospecho que los monjes estuvieron por este pequeño acertijo mas cerca de una gran discusión de lo nunca habían estado. Un hermano llego a descontrolarse al punto de decir a su vecino que “mas vino había entrado en su seso que el ingenio que de allí hubo salido”, mientras que otro sostenía ruidosamente que todo dependía de la forma del vaso y de la edad del vino. Pero el Lord Abad intervino, les demostró lo sencilla que en realidad era la cuestión, y restauro los buenos ánimos de todos.
¿Podrá usted decirme cual fue la solución que propuso el Lord Abad?

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